Este elemento es una de las herramientas clásicas y más utilizadas en huertos en formación y producción de cerezas, con el objetivo de prevenir una de las principales enfermedades que ataca este cultivo: el cáncer bacterial.
Al respecto conversamos con el Cofundador y gerente general de Laboratorios Diagnofruit, Héctor García.
¿Qué es el temido “Cáncer Bacterial” quién y por qué se produce?
“El cáncer bacterial, chancro bacteriano o bacterial canker en inglés – a veces el nombre en este idioma ayuda en las búsquedas de literatura- es una enfermedad de origen bacteriano que, muchas dependiendo del síntoma y la geografía donde se detecta toma nombres como gomosis, tizón de la flor, muerte regresiva (dieback) o tizón de brotes, estos nombres nos entregan mucha información sobre todas las variantes de síntomas que podríamos encontrar en las cerezas y otros Prunus. La gravedad de sus efectos va desde efectos muy leves (casi indetectables o confundibles) hasta muerte rápida de árboles.
Es común observar que plantas de cerezo parten con ciertos problemas en las temporadas, adelanto, menor área foliar, alta concentración de floración para luego terminar en una planta colapsada, con fruta pequeña y de madurez muy temprana al resto del huerto, se observa goma y el árbol termina muriendo hacia el verano, lo que llamamos muerte súbita. Otro síntoma complejo es el tizón de brotes y flores, que generalmente no mata a la planta, pero puede disminuir la producción de la temporada.
Seis patovares de Pseudomonas syringae causan cáncer bacterial en Prunus, en Chile, a la fecha: hemos detectado: Pseudomonas syringae pv. syringae y Pseudomonas syringae pv. morsprunorum raza 1”.
¿Cuándo y por qué aplicar cobres en los huertos de cerezos?
“Podríamos hablar de tres períodos: invierno, otoño (caída de hojas) e inicio de primavera. La idea es mantener poblaciones bajas de Pseudomonas en momentos críticos de infección. Los momentos críticos se dan por la fenología de la planta con una íntima relación al clima. De forma fácil, épocas secas y calurosas, o al contrario muy frías, las poblaciones se mantienen en niveles muy bajos.
Considerando lo anterior, la época de primavera (sumaría salida de invierno) es la más crítica, donde las temperaturas son templadas, eventualmente hay heladas, existe alta humedad nocturna y matinal, además hay tejidos sésiles como las flores; todas estas características resultan en el momento de mayor riesgo debido a aumentos poblacionales importantes que podrían terminar desencadenando un proceso infeccioso. En otoño aumenta la humedad con temperaturas templadas y tenemos la presencia de heridas por la caída de hojas, es otro momento crítico para cuidar.
El invierno si bien puede ser un momento susceptible por heridas por heladas y presencia de agua libre, la verdad es que las poblaciones son mínimas (sobre todo en invierno profundo, julio) las condiciones son adversas para la bacteria, por lo que dentro de los 3 momentos es el de menor relevancia”.
¿Cuál es la relevancia de los cobres en el programa fitosanitario?
“Las propiedades fungicidas y bactericidas del cobre son muy conocidas y reconocidas, probablemente su uso en la agricultura moderna se consolidó cuando en Europa se “pintaba” la uva con caldo bordelés para que no fuera consumida antes que fuera realizada la vendimia, en esa instancia se dieron cuenta que detenía importantes enfermedades fúngicas y comenzó su uso a nivel mundial. Hoy se han generado tecnologías que consideran nanopartículas de cobre como fuente poderosa de control de patógenos. De esta forma, es una herramienta fundamental para mantener el estatus fitosanitario de cultivos como carozos y nogales, pero que obviamente debe ser utilizado de forma racional”.
¿Se debe aplicar cobres sin importar la zona geográfica donde esté el huerto? ¿Es decir, se indican las mismas aplicaciones para Ovalle, zona central o Chile Chico?
“Sin conocer en profundidad la zona norte de Chile en relación con los cerezos, creo que es un biocida que no podemos dejar de lado en ninguna zona. El cambio climático y las nuevas variedades nos dejan dudas y riesgos, por lo que debemos dejar la menor cantidad de incertidumbres asociadas a la protección del cultivo, considerando, además, que este tipo de productos actúa de forma preventiva, no hay mucho espacio para la especulación. Dependiendo de la zona, mientras más sureña más riesgo, podríamos acortar ventanas de aplicación o sumar otras estrategias debido a esta posibilidad de infecciones más altas”.
¿Cuáles son las principales recomendaciones a la hora de aplicar cobres?
“Lo ideal, para mí, pero sé que para el productor no es fácil, es siempre aplicar el cobre sólo en el estanque, debido a que lo que buscamos es una liberación de Cu+2, sin interferencias. Algunos sulfatos de cobre pentahidratados requieren uso de correctores de pH, para aumentar la liberación de cobre iónico, por lo que al utilizar este tipo de productos siempre leer recomendaciones de uso. Personalmente, mi preferencia, es algo que estamos estudiando en campo también, es dejar hidróxido de cobre u óxido cuproso para esta época, invierno, y flanquear este período, o sea caída de hojas (otoño) y luego inicio de primavera con formulados en base a sulfato de cobre, con esto disminuimos la cantidad de cobre total aplicado, manteniendo una protección constante del huerto, pero pensando en impactar lo menos posible la ecología de éste”.
¿Resistencia al Cobre en las poblaciones de Pseudomonas en Chile?
“Sí, definitivamente tenemos poblaciones tolerantes a Cu en nuestros huertos, no sólo de Pseudomonas, también es un fenómeno observable en Xanthomonas en nogales y hoy se está revisando en avellanos. Las bacterias tienen distintos mecanismos para desarrollar tolerancia o resistencia a Cu y hemos observado, revisando el genoma de éstas, que una misma bacteria puede tener varias formas al mismo tiempo, utilizan canales para desintoxicar el Cu desde dentro de la célula, cambian la configuración del Cu+1 a Cu+2 (el primero es más tóxico), entre otras habilidades”.
¿Cómo se comportan en campo estos individuos ante una aplicación de cobre?
“Si bien estos individuos toleran la exposición a cobre, a dosis completas de etiqueta no logran resistir, en otras palabras, en laboratorio vemos que tienen mejor desempeño a dosis crecientes de cobre in-vitro comparado con un individuo sin historial de exposición a cobre, por eso la llamamos “resistentes”. Sin embargo, si aumentamos a una dosis alta o más cercana a comercial, el cobre sigue siendo efectivo, esto lo hemos registrado en Chile y hemos visto resultados similares en otras latitudes como Nueva ZelandaEntonces, ¿dónde está el problema? En el error, la mala aplicación, uso de máquinas descalibradas, subdosificaciones, el resultado es cobre en dosis variables en el dosel lo que implica que poblaciones de Pseudomonas no sean controladas efectivamente debido a que pueden activar mecanismos que le permiten sobrevivir a pesar de la presencia de cobre; por eso el llamado es a respetar las dosis de etiqueta, ventanas de aplicación (más cortas en los períodos más críticos) y calibrar la maquinaria de aplicación”.